Ayer mismo lo meditaba. En un duermevela
mientras de noche primeriza veía en un canal temático de televisión un programa
de esos hipercutres de “correcorrequetepillo” norteamericano llamado Mystery
diners. La literatura, la poesía… La literatura, y la poesía… una narrativa, un
arte dramático… está ya más que colapsado. Lo definiré simple: No pidas
encontrar Guerra y paz en un autor contemporáneo. Y podría decir muchas cosas
más… como que la última novela que me sorprendió fue La conjura de los necios
de John Kennedy Toole hace largos años,
por cierto… excelentemente traducida. Ya ha llovido. Quizás tanto como desde
que Nirvana saco para gloria del Rock su extraordinario Nevermind. Quizás el
problema con los escritores es que hay demasiados inútiles que quieren contar
una historia aburrida. Demasiada sensibilidad de verso trajinado… no lo sé.
Demasiada hipérbole humana… El arte en general está en una espiral enervante de
creatividad. El cine, la pintura… es como la sociedad en la que vivimos. Todo
corre peligrosamente al “contraataque”. Y sin embargo… el mundo del videojuego
que se hizo mayor hace ya más de una década, cuando era despreciado como arte y
forma mayúscula de entretenimiento… está cada vez más en forma. Pleno de
originalidad. Como forma de aprender, de sorprender, de contar buenas
historias… incluso, de crear sensaciones de placer, miedo, amor… Ayer mismo lo
meditaba. Después de masticar como podía a Ruiz Zafón y me enfadaba conmigo mismo por perder el
tiempo leyendo sobre una automasturbación para mayor gloria del establishment
letrado. Me resulta hoy tan divertido después de haberme empapado en mis años de adolescencia
con El contrato social de Jean-Jacques Rousseau, y el Cándido de Voltaire,
un videojuego como Assassin’s creed Unity que me redescubre el oh la là del
París más sórdido de La Revolución Francesa donde se "movían" personajes tan siniestros como Sade. Y es que una “buena” historia, (entre sus “comillas”) se puede leer de
muchas formas. Quizás porque hay un talibanismo intelectual que no tiene ni media hostia en éste
país que hace de la cultura una inquisición permanente… que da asquito. En fin,
que un servidor mientras juega con su alter ego Arno por las calles de Les
Marais, en el videojuego… cavita esa conspiración masónica que nació del evento
político-social, y transformó para siempre el presente. Y hablamos de una
realidad que va desde la democracia, hasta los intríngulis que denunció el
funcionario Ernst August von Göchhausen en su libro Revelaciones sobre el
sistema político cosmopolita.
Uffff. El
presente no se entiende sin el pasado. Todas las “revoluciones mundiales”… o
porque éste papado actual es jesuita. ¡Ejemplos, ejemplos!. El videojuego
Resident evil 7 va a revolucionar la realidad virtual, posiblemente. (Desde el
miedo) La historia es envolvente, y va a hipotálamo directamente. Es arte
científico, sin pareado a/fortuna/da/mente. ¿El hombre debe avanzar en la comprensión de las cosas, o
simplemente implementar recuerdos como en las “distorsiones” de Helix?… La vida
es un juego maravilloso… pero cuanto antes descubramos que juegan con nosotros,
antes viviremos la vida como una experiencia gratificante y solidaria. ¿Qué…
cómo se os queda el cuerpo?. Bromeo… pero, no del todo. Saber más no nos hace
más libres, si no más esclavos. Y la repetición en eslabones de la cadena uno
tras otro de muchos clichés llamados instructivos… pues eso, ni son didácticos ni
formativos. Nos quieren estúpidos, pedagógica y absolutamente estúpidos. (Para... siempre) Intergeneracionalmente estúpidos. La masonería es mala. El populismo, es malo…
La Revolución, es mala. En cambio… el contrapunto es excelente. Divino… y,
“excelente”. La moral positiva, la socialización de una conciencia colectiva,
y… que sé yo… ensayar el liderazgo. ¡Basura!. Signos de ésta era de
pre/dominio. La democracia es buena. Lo dicen… y nos lo creemos… porque
anteponen la dictadura a la revolución. ¡Bien!. Y mucho All you need is love. El
deporte es salud. Lo dicen, sí… y nos lo creemos… resaltan modelos a
comportamientos, pero vemos que no somos eso alrededor de nuestra realidad
inmediata de trallazos y microondas. Y luego hay etcéteras, y etcéteras… como que
la literatura es buena, y el teatro, y el cine… La película Titanic de Cameron,
como paradigma… es buena, sin comillas, con sus once estatuillas de La
Academia. ¿Mejor que Ciudadano Kane, considerada la más influyente del cine
norteamericano que sólo recibió un Oscar al Mejor guión original?. Un poco de
Mystery diners, y uno no necesita leer Cándido, y otro poco de Assassin’s creed
y sobra El Contrato social del puto Rousseau. Y lo digo sin sonrojarme. Los
listos de la pedrá, sobran. Los que mean con Amado Nervo, Bukowski… o, Beckett.
Yeah!!!... Elvis siempre será Elvis. Y si no lo entienden no importa. Éste
escrito es sólo un ejercicio de complacencia para un futuro “indeterminista”.
Sin rock… sin libros, sin libertad. Una nomenclatura masónica sin acervos que
proteger. Nada como algunos malditos videojuegos para no leer a Rousseau ni poesía de Facebook.